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La persona con demencia pasa de la autonomía total a la necesidad de supervisión las 24 horas del día. Si es posible una transición gradual, será más fácil que la persona se acostumbre a vivir con alguien.
En un principio, tal vez sólo sea necesario que alguien se ocupe de controlar su medicación, ayuda en las compras o en la alimentación y no se requiera una supervisión continua.
Hay algunas preguntas que pueden ayudar a decidir el tipo de atención que precisa la persona con demencia: ¿Se continúa cuidando de su aseo y aspecto personal?, ¿Toma bien su medicación?, ¿Come adecuadamente?, ¿Mantiene la casa arreglada?, ¿Apaga la estufa?, ¿Apaga el gas?, ¿Se le quema la comida?, ¿Actúa en respuesta a ideas infundadas o con suspicacia?, ¿Muestra sensatez en sus decisiones y actuaciones?
El proceso de una demencia es una realidad cambiante, dependiente del propio proceso de la enfermedad, en el que las necesidades de la persona con demencia y de la familia irán cambiando a medida que la enfermedad progrese e introduzca más elementos de dependencia en la persona enferma.
La pregunta ¿Cuál es el momento adecuado para ingresar en un centro de día o en una residencia?, no es la pregunta que nos debemos formular. Las preguntas que un cuidador debe plantearse, son: ¿Mi familiar está bien atendido?, ¿Necesita algún tipo de atención que no le podemos prestar en el domicilio? La respuesta a estas preguntas son las que deben guiarnos en la utilización del recurso más adecuado.
El cuidado de una persona con demencia es un cuidado de largo recorrido, por lo que el cuidador debe ser consciente de la calidad de cuidado que está ofertando y de la necesidad de ayuda o descanso para continuar ejerciendo esta tarea con competencia.
La determinación de ir a un centro de día o de ingresar en una residencia, comporta que afloren sentimientos contradictorios (¿Querrá ir?, ¿Y si no quiere?, ¿Estoy haciendo bien?…), pero siempre debe pensarse que el objetivo es proporcionar a la persona con demencia la máxima calidad, en los cuidados sanitarios y de entorno que precisa y que tal vez ya no puede prestarse en el domicilio.
Actualmente se accede a ayudas a través de la valoración de la Ley de Dependencia. Esta valoración otorga al demandante unos derechos a servicios, en consonancia con el grado de dependencia que se le ha reconocido.
Así, para acceder a las ayudas es necesario que se considere a la persona como dependiente en los términos que describe la Ley. Para ello debe solicitar el inicio del procedimiento de valoración de dependencia en la oficina de Bienestar Social de su territorio.
No. La persona beneficiaria participa en la financiación del servicio según su capacidad económica personal. La capacidad económica se determina en función del grado de dependencia, de la renta y del patrimonio de la persona solicitante.
El coste del servicio es el mismo, tanto si ocupa una plaza subvencionada como en un centro colaborador o en un centro público.
Las diferentes Comunidades Autónomas, entidades asistenciales y sociales ponen a disposición de las personas con demencia y sus familiares un conjunto de servicios y recursos, destinados a satisfacer las diversas necesidades que pueden surgir en la atención de una persona con demencia. Entre ellos destacan: la atención domiciliaria, la teleasistencia, los centros y hospitales de día y las residencias.
Atención domiciliaria
El servicio de atención a domicilio es servicio que tiene la finalidad de prestar apoyo personal, atención y ayuda a personas en situación de falta de autonomía personal.
Destacan los servicios relacionados con la atención de las necesidades domésticas o del hogar: limpieza, lavado, cocina u otros; y los servicios relacionados con el cuidado personal, en la realización de las actividades de la vida diaria (aseo e higiene personal, ayuda en el vestir y comer, etc.).
Se puede acceder a este servicio de forma privada o de forma subvencionada. Cuando el servicio está subvencionado por la administración su duración es variable en función de la situación socio-familiar; de las necesidades de la persona en situación de dependencia y de la intensidad del servicio que corresponda a la persona según su grado y nivel de dependencia y de los servicios compatibles prescritos.
Teleasistencia
Es un recurso técnico de supervisión a domicilio a través del teléfono que actúa a nivel preventivo las 24 horas del día. La teleasistencia domiciliaria, aunque su instalación está contraindicada su instalación en personas con demencia que viven solas, suele ser de gran ayuda para los familiares, que conviven con la persona con demencia en el caso que necesite solicitar ayuda.
Hospitales y centros de día de orientación terapéutica Son centros de atención diurna que tienen entre sus objetivos específicos la rehabilitación de déficits y la estimulación cognitiva. En ellos se realizan actividades de psicoestimulación cognitiva, motriz y psicoafectiva.
Contemplan, a la vez, el mantenimiento de las actividades de la vida diaria y la reeducación de habilidades. Sus objetivos específicos son: rehabilitar y restituir déficits; estimular, demorando la pérdida progresiva de las capacidades; optimizar las capacidades funcionales residuales; y paliar, sustituyendo necesidades.
Centros y hospitales de día asistidos
Los centros y hospitales de día asistidos ofrecen supervisión y asistencia a las actividades de la vida diaria, al tiempo que complementan la atención propia del entorno familiar. Entre los objetivos de estos dispositivos se encuentran: ofrecer un entorno adecuado y adaptado a las necesidades de las personas con deterioro; favorecer el mantenimiento de la autonomía de las personas; proporcionar apoyo a las familias en la atención a su familiar con demencia.
Las residencias asistidas Son un servicio de acogida residencial de carácter permanente, o temporal, y de asistencia integral a las actividades de la vida diaria para personas con demencia. El acceso puede ser de forma privada o subvencionada.